lLo sentì: no fue una
separación, sino un desgarramiento:
quedó atónita el alma, y, sinninguna
luz, se durmió en la sombra el pensamiento.
Así fue: como un gran golpe de viento
en la serenidad del aire. ufano,
en la noche tremenda,
llevaba yo en la mano
una antorcha con qué alumbrar la senda,
y que de pronto se apagó: la obscura
asechanza del mal y del destino
extingió así la llama y mi locura.
Vi un árbol a la orilla del camino,
y me senté a llorar mi desventura.
Así fue, caminante.
Ya estoy cansado, sigue tú adelante;
mi pena es muy vulgar y no te importa.
Amé, sufrí, gosé sentí el divino
soplo de la ilusión y la locura;
tuve una antorcha, la apagó el destino,
y me senté a llorar mi desventura
a la sombra de un árbol del camino.
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